El peral común es un árbol caducifolio de la familia de las rosáceas, que crece desde los 2 hasta los 20 metros de altura y su fruto es la pera. En promedio viven 65 años, aunque puede llegar hasta los 400. Posee una raíz leñosa profunda, y un tronco erecto de color gris con corteza agrietada. Hojas ovadas de hasta 10 cm de largo, y son de color verde oscuro brillante y peciolos amarillos. Sus flores son blancas o blanco rosadas con pétalos de hasta 1,5 cm en corimbos de 3 a 7.Su fruto es comestible, y de color verde a café.

Este árbol se da en climas templados y algo húmedos, ya que resiste más el frío que el calor. Los veranos extremos secan los frutos impidiéndoles crecer. El clima ideal es el que cuenta con inviernos con suficiente frío, pocas heladas tardías y con primaveras y veranos soleados con temperaturas no muy altas. Florece a 7º C y resiste temperaturas de –18ºC a –20ºC y hasta –40ºC.

El cultivo del peral

Las hileras de perales en pirque están separadas por 4 metros entre ellas y entre cada frutal exciten 3.9 metros de distancia. El sistema de conducción en la plantación de peras es por ejes, los cuales están espaciados para que la captación de luz sea más eficiente. Las peras son monoicas, es decir, especies en que ambos sexos se presentan en una misma planta.
En nuestro centro experimental se planta a través de un sistema de injertos, en que cada árbol posee un patrón y un injerto. El primero le proporciona resistencia a los insecticidas y tolerancia a la planta, el injerto es la “planta misma” y puede ser de distinta variedad que el patrón.
Al igual que los manzanos posee un regadío parejo y eficaz, el sistema de riego por goteo.


Se producen aproximadamente unas 3 toneladas por hectárea, lo que es equivalente a más o menos 30.000 peras.